En esta obra, publicada en la Imprenta del Hogar «Pignatelli», de Zaragoza, se incluyen, además de las voces contenidas en los diccionarios de Borao, Coll y Altabás, López Puyoles, Valenzuela La Rosa y Jordana Mompeón, otras cinco mil inéditas, aportadas por el autor. En el prólogo, Pardo Asso hace profesión de fe aragonesista y manifiesta su opinión sobre la labor que realiza, que no es sino una aportación enriquecedora a la lengua castellana, cuyo diccionario de la Academia de la Lengua, había sido elaborado hasta entonces con criterios desvinculados del sentir popular, e incluso deformando la auténtica significación de algunas palabras. En unas notas redactadas a modo de «ultílogo», anuncia la aparición posterior de un suplemento, con nuevas voces recogidas por él, que parece no llegó a publicarse.