Creemos que agradará a nuestros lectores esta bella imitación de la poesía y lenguaje aragonés de principios del siglo XIII. Es un episodio de las fiestas celebradas en Tarazona en las velaciones de los reyes don Jaime I y doña Leonor, casados en Agreda algunos días antes. Como la reina unida a un niño apenas de trece años se hallase demasiado triste y pensativa, mandó el rey cantar á su trovador Mosén Giménez de Luesia, creyendo que con los dulces y armoniosos versos del poeta podría distraerse la altiva castellana. El poeta tomó el laúd y entusiasmó a todos. Pero es el caso que el trovador amaba á la bella Aurembexia, menina de la reina, y aunque le correspondía dulcemente era sin embargo tan celosa, tan egoísta, o si se quiere tan enamorada, que no pudo escuchar con paciencia las trovas dirigidas a la reina. Se exasperó y trató de vengarse. El entusiasmo era general y por todas partes reinaba la alegría y el contento. El rey, en premio de haber distraído a su esposa, ofreció al poeta mil morabetines y además la mano de la dama que escogiese, cubriéndose antes todas el rostro con unos antifaces. Mosén Luesia, engañado por el vestido, escoge una de las damas, la lleva á la presencia del rey en medio de la ansiedad general, le levanta el antifaz y se encuentra con una negra. Su amada por vengarse, había dado sus vestidos a una esclava.