En todas las etapas históricas, escritores nacidos en Aragón o afincados en estas tierras han destacado no solo en el ámbito de la literatura española sino también universal, como en siglos pasados Pedro Alfonso de Huesca, los hermanos Argensola, Baltasar Gracián, Ignacio de Luzán, José Mor de Fuentes, Salafranca, Nipho, Braulio Foz con su inolvidable Vida de Pedro Saputo… El panorama en el siglo XX no ha sido menos brillante con Benjamín Jarnés, Ramón J. Sender, Ildefonso Manuel Gil, Miguel Labordeta, entre otros. Y en la actualidad, el florecimiento de las letras aragonesas es una realidad incontestable: Javier Tomeo, Ramón Gil Novales, Soledad Puértolas, Ángel Guinda y un largo etcétera que no viene sino a ratificar el buen estado de salud de la literatura en nuestra Comunidad.
La literatura escrita en aragonés tuvo sus primeras manifestaciones a finales del siglo XII y principios del XIII. En nuestros días, parece haber recobrado el auge que tuvo en sus orígenes. En ella se pueden distinguir dos facetas diferenciadas: por un lado, las obras escritas en variedades dialectales; y, por otro, las escritas en aragonés unificado, que empezó a desarrollarse a partir de los años setenta.
En la actualidad también hay un número importante de autores que viven en zonas aragonesas donde se habla catalán, y que escriben sus obras en este idioma. Entre ellos destaca el malogrado Jesús Moncada.