La revista El Ebro sintetizó, en las primeras décadas del siglo XX, los anhelos e inquietudes de muchos aragoneses que, desde la emigración en Cataluña, pretendían mejoras para su lugar de origen. Mejoras que basaban en una gestión propia de los recursos, en el reconocimiento de la identidad histórica y en un autogobierno aragonés. La lengua aragonesa tuvo una presencia importante en la difusión de la cultura propia que una empresa de ese tipo requería: literatura en las modalidades del aragonés, vocabularios, estudios filológicos, artículos de opinión… componen un mosaico que aquí presentamos, como muestra de interés y pasión por un asunto que, ya hace cerca de un siglo, capitalizaba esfuerzos de síntesis y normalización.