Es curioso cómo el hombre ha querido conjurar su memoria, contemplar cómo, de una forma pausada, ha pasado el tiempo, y se hace necesario enfrentarse con la vida, directa o indirectamente. Renunciar a los recuerdos, negando de paso haberlos escrito siquiera, es la terapia del autor en este catálogo de “fotografías”, que habían sido veladas, de su infancia.