Esta leyenda turolense es una adaptación local de una versión literaria ampliamente conocida en la literatura europea. La enterrada viva ha inspirado obras de Bandello, Shakespeare, Lope de Vega, etc. Piensan algunos que puede tener un origen bizantino. De sus diversas variantes, existe una leyenda eslava que es prácticamente igual a la versión turolense, donde los protagonistas turolenses son reemplazados por el rey Salomón, su esposa y el faraón de Egipto.
En la versión turolense los protagonistas son el conde Rodrigo de Alfambra, su esposa la condesa y el rey moro de Camañas. La leyenda narra la rivalidad existente entre el conde cristiano, primer señor de la villa de Alfambra, y su enemigo vecino el rey moro de Camañas. El conde Rodrigo es traicionado por su esposa, que presa de lujuria decide irse a vivir con el rey moro, de quien se ha enamorado. Urden un engaño para aparentar que la condesa ha muerto, y después de ser sepultada es rescatada de la tumba por un sirviente del rey moro, que la lleva a vivir con su amante. Descubierto el engaño tiempo después por el conde, éste decide ir a recuperarla. Pero de nuevo es burlado por su adúltera mujer. Mediante una estratagema los soldados del conde logran rescatarlo y vencer a su enemigo. La pareja adúltera es condenada a morir en la hoguera, castigo que solía aplicarse comúnmente en la Edad Media a este delito. En el momento en que se enfrentan los guerreros del conde Rodrigo y los del rey moro de Camañas quedan desguarnecidos por los moros los lugares vecinos de Argente y Visiedo. Estos lugares son ocupados por las tropas cristianas que moraban en el castillo de Bueña, al frente de las cuales iban algunos de los primeros miembros de la familia Marcilla que vinieron a poblar tierras de Teruel.