366 documentos en aragonés, seleccionados de entre los más de 900 de los protocolos notariales de 1390 a 1399 de Domingo Ferrer, notario de Barbastro (Alto Aragón), dan fe de los avatares de las gentes del Somontano de Barbastro y áreas vecinas, mayoritariamente cristianos, pero también judíos y moros. La edición –realizada con criterios filológicos exigentes– contribuye a un mejor conocimiento de la sociedad de finales del siglo XIV, pero sobre todo sirve de corpus para el estudio de la lengua aragonesa de esta época. Si bien la scripta de los notarios no refleja de manera fidedigna la lengua popular, deja entrever características del aragonés y ciertos rasgos locales. Este tomo I, además de la transcripción de los documentos, contiene los índices onomásticos. El tomo II, su estudio lingüístico y el vocabulario.