Si el interés etnológico de La Morisma está fuera de dudas, así como el histórico —pues está documentada ya en 1676, cuando las Cortes de Aragón subvencionan el festejo con 10 libras jaquesas—, no puede decirse lo mismo desde el punto de vista lingüístico, ya que la lengua aragonesa quedó barrida casi por completo de la pieza, hasta el extremo de que en la recopilación hecha en 1930 por Luis Mur y Francisco Peñuelas, sobre la que se ha montado la representación actual, no encontramos más que algunas palabras y giros perdidos en un texto totalmente castellano.
Las razones de esta castellanización se deben al proceso de pérdida del aragonés en la villa, y a la remodelación de la obra llevada a cabo en el siglo XVIII o en el XIX. Esta remodelación supuso la interpolación en la parte primitiva, posiblemente no más que un dance, de toda una pieza retórica, muy «cultista», que daba una versión romántica y legendaria del origen de L’Aínsa. De esa manera, la espontaneidad del dance, especialmente de los dichos, quedaba relegada a un segundo plano. Y es en esa parte, precisamente, donde el pueblo se expresaba en su lengua, como lo demuestra el hecho de que en la recopilación citada sean los dichos de los representantes de las aldeas ainsetanas los que contienen más formas aragonesas, lo mismo que son abundantes en la participación del soldado gracioso, hecho que cae dentro de la corriente de la literatura popular aragonesa .
Una objeción a la representación actual es que se hayan tomado como fijos los dichos de 1930, cuando en realidad, siguiendo la tradición, deberían renovarse anualmente y escribirlos en el aragonés que aún se habla en las aldeas de L’Aínsa.
Morisma
Gran Enciclopedia Aragonesa. (2011). Morisma, La. enciclopedia-aragonesa.com